El feminismo en América
Latina aparece como actor social internacional con la Conferencia Mundial sobre
la Mujer realizada en Méjico en 1975. Antes de eso existía un feminismo endeble, cercano a las
clases altas, más subordinado al sufragismo o al anarquismo. Solo en algunos
países aparecen figuras de origen popular, relacionadas con las luchas
populares.
Es un movimiento con
profundas raíces históricas, que se ha visto obligado a remozarse casi
constantemente. Dado que su lucha no puede terminar mientras se continúa violando los derechos de la mujer.
Hoy, gracias a esa batalla constante, posee la consideración y el
respeto tanto académico como social.
Prueba de esto es el peso que tiene
institucionalmente dentro del Estado y en tanto y en cuanto han logrado
contribuir fuertemente en las políticas públicas.
“El papel central, en
consecuencia, del movimiento feminista es la redefinición o resignificación de
la realidad, es decir, la subversión de los códigos culturales dominantes como
una de sus prácticas fundamentales. [1]
Lo que no ha podido
subvertir o redefinir o resignificar el movimiento feminista son los códigos
culturales inmersos en el inconsciente de muchas mujeres que continúan con
acciones, conscientes o inconscientes, defendiendo el machismo, aún en contra
de sí mismas. Es ese “chip” que aún
continúa en nuestro adn activado, el que hace que la lucha deba continuar.
A finales de los años
sesenta y principios de los setenta, surgieron en América Latina movimientos
que ampliaron y radicalizaron la clásica confrontación entre las clases
sociales. Es el período de las luchas nacional- populares. Las feministas, aún
débiles como movimiento, se sumaron a estas luchas y se confundieron con otros
movimientos sociales y políticos. Esa experiencia creará las bases para las
reflexiones posteriores sobre las relaciones de poder en el interior de los
sindicatos, partidos y movimientos guerrilleros, que cuestionaron la forma
desigual en que se distribuían los roles en las luchas por la democracia y los
derechos humanos. La actividad clandestina y las violaciones a los derechos
humanos —incluida la suspensión de los derechos civiles y políticos— pusieron
al movimiento popular de mujeres en el centro de la acción desde dos
perspectivas: la lucha por la “sobrevivencia”, como se denomina a la librada
para hacer efectivas las demandas sociales, y la lucha por la vida y los
derechos humanos.” [2]
El feminismo aparece como
proyecto político, en los países de la región latinoamericana, con la vuelta a la democracia. Los frutos son
relativamente exiguos, no por ello menos representativos. Por ejemplo en
Brasil, se crea el crea el Consejo Nacional de Mujeres (1988), con la Reforma
Constitucional, siendo este un espacio, aportado por el movimiento
feminista, que coloca en un lugar de
cierto poder a la mujer. No se puede hablar de poder en valor absoluto, dado
que es mucho el camino que aún debe recorrer la mujer para acceder a todos los derechos que le
corresponden y que aún le son vedados. “En Chile, la lucha contra Pinochet se
compensó con la creación del Servicio Nacional de las Mujeres (SERNAM), de
indiscutible valor en la construcción de la institucionalidad de género,
mientras que en la Argentina se abrieron las puertas para aprobar las leyes de
cupo femenino en las listas de candidatos, que incrementaron su participación
política, todos logros que trascendieron las fronteras y se convirtieron en modelos
para otros países.”[3]
“La década de los noventa también se
caracterizó por una creciente participación del movimiento feminista en las
ONG, que generó una inevitable tensión entre las asociaciones y las
beneficiarias. Un importante debate sobre el corporativismo, la
representatividad de las instituciones, las redes y el acceso a las fuentes de
financiamiento introdujo en todos los países latinoamericanos desafíos que casi
siempre se resolvieron positivamente mediante el recurso a la diversidad. Prosperaron
asociaciones de mujeres cercanas al feminismo y especializadas en temas o
problemas estratégicos, diferenciándose de otras que se orientaron hacia la
lucha política. En la mayoría de los países esas ONG propiciaron alianzas
saludables, que sumaron a la movilización por los derechos del sector a
asociaciones de todo tipo. Grupos homosexuales, defensores de la infancia,
ambientalistas o de educación popular adoptaron el formato de red para operar
en forma conjunta, anticipándose a una modalidad de interacción propia de la
sociedad contemporánea. Otro de los aportes destacables de estas organizaciones
fue su capacidad de análisis y la apropiación y desarrollo de un pensamiento
latinoamericano con un enfoque feminista.
Según las visiones más
críticas de esta corriente, aunque internacional en sus objetivos, el feminismo
latinoamericano debe fijarse como meta la transformación del continente, en
lugar de caer sólo en la elaboración académica, el lobby político y la
provisión de “cuadros” a la tecnocracia de género, que ya está incorporada en
los estamentos gubernamentales y los organismos multilaterales.
Si bien el feminismo
facilitó la existencia de una agenda compartida entre sociedad civil y Estado,
este proceso ha sido una construcción plagada de conflictos y tensiones con los
partidos políticos y el Estado, así como dentro del propio movimiento. En los
encuentros feministas se debatió sobre la necesidad de la inclusión de todas
las corrientes, mientras que en las reuniones gubernamentales se destacó la búsqueda
de consensos con las fuerzas políticas. El movimiento pugnó por la ampliación de
las agendas, en discrepancia con las denominadas “femócratas” respecto del
ritmo y el contenido de los cambios posibles. Los temas en disputa se
refirieron principalmente a los derechos reproductivos, a la jerarquía de los
mecanismos institucionales y a la legitimidad de las cuotas electorales. A
pesar de las críticas y discrepancias en ambos procesos —el de la sociedad
civil y el gubernamental—, se establecieron alianzas que favorecieron la
adopción de políticas públicas y la creación de mecanismos institucionales.”[4]
“En el saldo positivo
dejado por el feminismo en los últimos treinta años figura el enriquecimiento
del concepto de derechos humanos; la adopción de una noción de discriminación
(Montaño, 2006), ciudadanía y democracia que supera los sesgos de género; los
límites impuestos al Estado (por ejemplo, en las políticas reproductivas); la
sanción de la violencia doméstica; el reconocimiento de la diversidad de arreglos
familiares; la naturalización de las opciones sexuales, el derecho a la
representación y la voz pública frente a las voces confesionales que pugnan por
colocar a la mujer como actor reconocido pero sin autonomía. “[5]
Algunos de los lemas o banderas
utilizados por las mujeres feministas en
América Latina fueron: “violencia contra la mujer” en la década de 1980. En esa
misma década se realiza el Encuentro Feminista de Valinhos en San Pablo y se aprueba el lema: “Quien ama no mata, no
humilla, no maltrata”. Surgen allí las
bases para la creación de delegaciones especiales de atención a la mujer.
Logros
“El movimiento feminista
latinoamericano, ya sea en su dimensión autónoma o institucionalizada, ha
obtenido numerosos logros en favor de la igualdad y la equidad de las
sociedades. Cinco son los más importantes:
• En la esfera política,
colocó el tema de las cuotas y la representación política paritaria, con todas
sus implicancias para la democracia y la ciudadanía;
• En la esfera económica,
logró que la cuestión del trabajo doméstico no remunerado formara parte del
diseño de las políticas públicas en algunos países;
• En el ámbito de los
derechos, derribó la frontera público/privada, poniendo fin a la impunidad en
torno a la violencia contra la mujer;
• En el ámbito de las
políticas públicas, otorgó legitimidad y estatuto jurídico a las políticas
transversales;
• En cuando al
reconocimiento de los derechos reproductivos y la despenalización del aborto,
se dieron pasos significativos y se abrió un camino a la reflexión sobre la
separación entre el Estado y la Iglesia.”[6]
Los
movimientos feministas y la globalización
Gracias al efecto
movilizador de la corriente internacionalista feminista, y en red, estos
beneficios, antes mencionados, se reprodujeron en varios países y amplificaron
las acciones nacionales. Es decir la Globalización y las nuevas tecnologías no
solo sirven a los intereses económicos sino también sirven a todos los
movimientos que intercomunicados pueden ayudar a mejorar diversas situaciones
en distintas partes del mundo.
Sin embargo, y a pesar de
los efectos benéficos de esa gran intercomunicación que existe en el mundo a
través de las tecnologías de información y comunicación (TICS), existen una
gran cantidad de países dónde la mujer sigue siendo discriminada y tratada como
incapaz por sus respectivas leyes.
“603 millones de mujeres
en el mundo, casi el 19 por ciento, viven en países donde según ONU Mujeres,
que preside Michelle Bachelet (informe de julio de 2011), la violencia
doméstica no es un delito del todo. [La Sra. Phumzile Mlambo-Ngcuka, de
nacionalidad sudafricana, tomó posesión de su cargo como Directora Ejecutiva de
ONU Mujeres el 19
de agosto del corriente año en Nueva York.]
A la violencia se suman
discriminaciones jurídicas múltiples. En Irán, el Código Penal contempla la
pena de muerte a pedradas para mujeres adúlteras. Los hombres pueden
divorciarse cuando quieren y tienen la custodia de los niños. El testimonio de
una mujer en la Justicia vale la mitad que el de un hombre. El hombre puede
prohibir a su esposa trabajar fuera del hogar. En Arabia Saudita, las mujeres
son inferiores jurídicamente en casi todos los planos y además no pueden
manejar. Varias de ellas están presas por haber desafiado en estos días esta
prohibición. En Libia, uno de los nuevos líderes, Mustafá Abdelyalil, declaró
que se derogarán las restricciones a la poligamia. Cada hombre podrá tener
cuatro esposas. Ante las protestas, se enmendó diciendo que se mantendrá la ley
que otorga a la primera esposa el derecho a permitir o no los demás matrimonios
del marido. En Turquía, la Corte Suprema de Apelaciones despertó la protesta
pública cuando ratificó la decisión de un juzgado local de Mardim, que redujo
la condena a 26 hombres (algunos políticos, profesores y militares) que
mantuvieron relaciones sexuales pagas con una niña de 13 años. La Corte alegó
que “la niña dio su consentimiento a las relaciones y era consciente de sus
actos”. En esa región hubo en 2010, 73 muertes por violencia doméstica y 113
mujeres se suicidaron por presiones familiares. Frente a estos crímenes y
afrentas continuas a la moral más elemental, a la violación de las leyes cuando
las hay, a la impunidad, un reciente llamado mundial de la ONU exigía “Ni una
más”.”[7]
En todos estos países
donde seguramente muchos aspectos de la globalización tienen injerencia, en
esta área no tienen, prácticamente, ninguna.
Logros
del movimiento feminista en Argentina
En Argentina la igualdad
de derechos de la mujer, tanto civiles
como políticos, tuvo una evolución a lo largo del siglo XX y XXI. Antes de esto
la mujer se encontraba subordinada a la autoridad del padre primero y del
marido después.
Cronológicamente, podemos
destacar los siguientes derechos adquiridos por la Mujer Argentina:
·
1926 Ley 11357 En su articulado, la ley
estipuló la igualdad entre hombres y mujeres (solteras, divorciadas o viudas)
mayores de edad, para ejercer todos los derechos y funciones civiles.
·
1927 La provincia de San Juan aprueba por
ley el sufragio femenino.
·
1947 Ley 13.010 otorga a las mujeres el
voto. Significó igualdad de derechos políticos frente al hombre.
·
1949 La reforma de la Constitución Nacional
permite que el sufragio femenino llegue a todo el país.
·
1951 Se realiza la 1° elección con voto
femenino, con mujeres como electoras y candidatas.
·
1968 Ley 17.711 otorga a las mujeres la
plena capacidad civil, es decir igualándolas jurídicamente a los hombres.
·
1969 Ley 18.248 obligaba a utilizar,
después del apellido de soltera, la preposición “de” y el apellido del esposo.
·
1985 Argentina ratificó la convención sobre
la eliminación de todas las formas de discriminación contra las mujeres, la
convención Americana de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos, así como su Protocolo Facultativo y el Pacto Internacional
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.
·
1991 Ley 24.012. Llamada “Ley de Cupo”.
establece que las listas que se presenten deberán tener un mínimo de 30% de
mujeres de los candidatos en los cargos a elegir, y en proporciones con
posibilidad de ser electas. Las listas que no cumplan con ese requisito no
serán oficializadas.
·
1993 Se promulga el decreto 379,
reglamentario de la ley 24.012: el cupo del 30% debe entenderse como la cantidad
mínima, y debe incluirse una mujer cada dos varones. Los partidos interpretan
que la probabilidad de “ser elegida” se refiere a los escaños a renovar en una
provincia, y no a los del partido. Las candidatas, se ven obligadas a recurrir
a la Cámara Nacional Electoral, que falla a favor de sus demandas.
·
1994 Reforma de la Constitución Nacional
Artículo 75 inciso 22 Ésta asignó como principio general, el de la
supralegalidad de los tratados internacionales de toda clase: los tratados
prevalecen sobre las leyes, obligando a los jueces argentinos a la aplicación
de dichas normas
·
1997 Ley Nº 24.828 Incorpora a las amas de
casas al sistema integrado de jubilaciones y pensiones; el Plan para la
Igualdad de Oportunidades entre varones y mujeres en el mundo laboral
·
1998 Ley Nº 25.013 Reforma Laboral
introdujo la figura del despido discriminatorio por razón de raza, sexo,
religión, ideología, u opinión política o gremial.
·
2000 Decreto 1246 deroga el 379 de 1993.
Este decreto especifica uno por uno como deberán incluirse las mujeres para los
casos de renovación de un cargo o ningún cargo, dónde si o si en el primer o
segundo lugar debe ir una mujer. Si se renuevan dos, una mujer deberá ir como
candidata en uno de los primeros tres lugares. Y si se renuevan más, deberá ir una mujer cada dos varones.
·
2009 Ley 26.485 Ley de protección integral
para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los
ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales.
Está pendiente la
despenalización del aborto. Desde 1991, de acuerdo a lo acordado en una reunión
de los grupos feministas de Latinoamérica y el Caribe en San Bernardo,
Argentina, se celebra el “Día de la Despenalización del Aborto en América
Latina y el Caribe”.
Bibliografía
1.
Montaño Virreira, Sonia y Sanz Ardaya,
Mariana. Movimientos Sociales de Mujeres.
EL Feminismo.
2. BIBLIOTECA
BERNARDO KLIKSBERG Suplemento
especial de Página 12 “¿Cómo enfrentar la pobreza y la desigualdad?” Suplemento N° 9 Mujeres, el mayor grupo discriminado de todo el planeta. [on line:
http://programaamartyasen.org.ar/biblioteca/archivos/suplementos-de-pagina-12-biblioteca-bernardo-kliksberg/]
3. On line:
http://www.scielo.org.ar/pdf/mora/v16n2/v16n2a01.pdf
6. On line:
9. On line:
10 On line:
[1]
Montaño Virreira, Sonia y Sanz Ardaya, Mariana. Movimientos Sociales de Mujeres. EL Feminismo. Pag. 83
[2]
Ídem Anterior Pag. 84
[3]Montaño
Virreira, Sonia y Sanz Ardaya, Mariana. Movimientos Sociales de Mujeres. EL
Feminismo. Pag. 85
[4]
Montaño Virreira, Sonia y Sanz Ardaya, Mariana. Movimientos Sociales de
Mujeres. EL Feminismo. Pag. 87
[5]
Ídem anterior. Pag. 90
[6]
Montaño Virreira, Sonia y Sanz Ardaya, Mariana. Movimientos Sociales de
Mujeres. EL Feminismo. Pag. 95
[7]
BIBLIOTECA BERNARDO KLIKSBERG Suplemento especial de Página 12
“¿Cómo enfrentar la pobreza y la
desigualdad?” 9 Mujeres, el mayor grupo discriminado de todo el
planeta