lunes, 25 de noviembre de 2013

PROBLEMAS SOCIOCULTURALES CONTEMPORÁNEOS






Feminismo



El feminismo en América Latina aparece como actor social internacional con la Conferencia Mundial sobre la Mujer realizada en Méjico en 1975. Antes de eso  existía un feminismo endeble, cercano a las clases altas, más subordinado al sufragismo o al anarquismo. Solo en algunos países aparecen figuras de origen popular, relacionadas con las luchas populares.
Es un movimiento con profundas raíces históricas, que se ha visto obligado a remozarse casi constantemente. Dado que su lucha no puede terminar mientras  se continúa violando los derechos  de la mujer.  Hoy, gracias a esa batalla constante, posee la consideración y el respeto tanto  académico como  social.   Prueba de esto es el peso que tiene  institucionalmente dentro del Estado y en tanto y en cuanto han logrado contribuir fuertemente en las políticas públicas.
“El papel central, en consecuencia, del movimiento feminista es la redefinición o resignificación de la realidad, es decir, la subversión de los códigos culturales dominantes como una de sus prácticas fundamentales. [1]
Lo que no ha podido subvertir o redefinir o resignificar el movimiento feminista son los códigos culturales inmersos en el inconsciente de muchas mujeres que continúan con acciones, conscientes o inconscientes, defendiendo el machismo, aún en contra de sí mismas.  Es ese “chip” que aún continúa en nuestro adn activado, el que hace que la lucha deba continuar.
A finales de los años sesenta y principios de los setenta, surgieron en América Latina movimientos que ampliaron y radicalizaron la clásica confrontación entre las clases sociales. Es el período de las luchas nacional- populares. Las feministas, aún débiles como movimiento, se sumaron a estas luchas y se confundieron con otros movimientos sociales y políticos. Esa experiencia creará las bases para las reflexiones posteriores sobre las relaciones de poder en el interior de los sindicatos, partidos y movimientos guerrilleros, que cuestionaron la forma desigual en que se distribuían los roles en las luchas por la democracia y los derechos humanos. La actividad clandestina y las violaciones a los derechos humanos —incluida la suspensión de los derechos civiles y políticos— pusieron al movimiento popular de mujeres en el centro de la acción desde dos perspectivas: la lucha por la “sobrevivencia”, como se denomina a la librada para hacer efectivas las demandas sociales, y la lucha por la vida y los derechos humanos.” [2]

El feminismo aparece como proyecto político, en los países de la región latinoamericana,  con la vuelta a la democracia. Los frutos son relativamente exiguos, no por ello menos representativos. Por ejemplo en Brasil, se crea el crea el Consejo Nacional de Mujeres (1988), con la Reforma Constitucional, siendo este un espacio, aportado por el movimiento feminista,  que coloca en un lugar de cierto poder a la mujer. No se puede hablar de poder en valor absoluto, dado que es mucho el camino que aún debe recorrer la mujer  para acceder a todos los derechos que le corresponden y que aún le son vedados. “En Chile, la lucha contra Pinochet se compensó con la creación del Servicio Nacional de las Mujeres (SERNAM), de indiscutible valor en la construcción de la institucionalidad de género, mientras que en la Argentina se abrieron las puertas para aprobar las leyes de cupo femenino en las listas de candidatos, que incrementaron su participación política, todos logros que trascendieron las fronteras y se convirtieron en modelos para otros países.”[3]
 “La década de los noventa también se caracterizó por una creciente participación del movimiento feminista en las ONG, que generó una inevitable tensión entre las asociaciones y las beneficiarias. Un importante debate sobre el corporativismo, la representatividad de las instituciones, las redes y el acceso a las fuentes de financiamiento introdujo en todos los países latinoamericanos desafíos que casi siempre se resolvieron positivamente mediante el recurso a la diversidad. Prosperaron asociaciones de mujeres cercanas al feminismo y especializadas en temas o problemas estratégicos, diferenciándose de otras que se orientaron hacia la lucha política. En la mayoría de los países esas ONG propiciaron alianzas saludables, que sumaron a la movilización por los derechos del sector a asociaciones de todo tipo. Grupos homosexuales, defensores de la infancia, ambientalistas o de educación popular adoptaron el formato de red para operar en forma conjunta, anticipándose a una modalidad de interacción propia de la sociedad contemporánea. Otro de los aportes destacables de estas organizaciones fue su capacidad de análisis y la apropiación y desarrollo de un pensamiento latinoamericano con un enfoque feminista.
Según las visiones más críticas de esta corriente, aunque internacional en sus objetivos, el feminismo latinoamericano debe fijarse como meta la transformación del continente, en lugar de caer sólo en la elaboración académica, el lobby político y la provisión de “cuadros” a la tecnocracia de género, que ya está incorporada en los estamentos gubernamentales y los organismos multilaterales.
Si bien el feminismo facilitó la existencia de una agenda compartida entre sociedad civil y Estado, este proceso ha sido una construcción plagada de conflictos y tensiones con los partidos políticos y el Estado, así como dentro del propio movimiento. En los encuentros feministas se debatió sobre la necesidad de la inclusión de todas las corrientes, mientras que en las reuniones gubernamentales se destacó la búsqueda de consensos con las fuerzas políticas. El movimiento pugnó por la ampliación de las agendas, en discrepancia con las denominadas “femócratas” respecto del ritmo y el contenido de los cambios posibles. Los temas en disputa se refirieron principalmente a los derechos reproductivos, a la jerarquía de los mecanismos institucionales y a la legitimidad de las cuotas electorales. A pesar de las críticas y discrepancias en ambos procesos —el de la sociedad civil y el gubernamental—, se establecieron alianzas que favorecieron la adopción de políticas públicas y la creación de mecanismos institucionales.”[4]
“En el saldo positivo dejado por el feminismo en los últimos treinta años figura el enriquecimiento del concepto de derechos humanos; la adopción de una noción de discriminación (Montaño, 2006), ciudadanía y democracia que supera los sesgos de género; los límites impuestos al Estado (por ejemplo, en las políticas reproductivas); la sanción de la violencia doméstica; el reconocimiento de la diversidad de arreglos familiares; la naturalización de las opciones sexuales, el derecho a la representación y la voz pública frente a las voces confesionales que pugnan por colocar a la mujer como actor reconocido pero sin autonomía. “[5]
Algunos de los lemas o banderas  utilizados por las mujeres feministas en América Latina fueron: “violencia contra la mujer” en la década de 1980. En esa misma década se realiza el Encuentro Feminista de Valinhos en San Pablo y se  aprueba el lema: “Quien ama no mata, no humilla, no maltrata”. Surgen allí  las bases para la creación de delegaciones especiales de atención a la mujer.
Logros
“El movimiento feminista latinoamericano, ya sea en su dimensión autónoma o institucionalizada, ha obtenido numerosos logros en favor de la igualdad y la equidad de las sociedades. Cinco son los más importantes:
• En la esfera política, colocó el tema de las cuotas y la representación política paritaria, con todas sus implicancias para la democracia y la ciudadanía;
• En la esfera económica, logró que la cuestión del trabajo doméstico no remunerado formara parte del diseño de las políticas públicas en algunos países;
• En el ámbito de los derechos, derribó la frontera público/privada, poniendo fin a la impunidad en torno a la violencia contra la mujer;
• En el ámbito de las políticas públicas, otorgó legitimidad y estatuto jurídico a las políticas transversales;
• En cuando al reconocimiento de los derechos reproductivos y la despenalización del aborto, se dieron pasos significativos y se abrió un camino a la reflexión sobre la separación entre el Estado y la Iglesia.”[6]
Los movimientos feministas y la globalización
Gracias al efecto movilizador de la corriente internacionalista feminista, y en red, estos beneficios, antes mencionados, se reprodujeron en varios países y amplificaron las acciones nacionales. Es decir la Globalización y las nuevas tecnologías no solo sirven a los intereses económicos sino también sirven a todos los movimientos que intercomunicados pueden ayudar a mejorar diversas situaciones en distintas partes del mundo.
Sin embargo, y a pesar de los efectos benéficos de esa gran intercomunicación que existe en el mundo a través de las tecnologías de información y comunicación (TICS), existen una gran cantidad de países dónde la mujer sigue siendo discriminada y tratada como incapaz por sus respectivas leyes.
“603 millones de mujeres en el mundo, casi el 19 por ciento, viven en países donde según ONU Mujeres, que preside Michelle Bachelet (informe de julio de 2011), la violencia doméstica no es un delito del todo. [La Sra. Phumzile Mlambo-Ngcuka, de nacionalidad sudafricana, tomó posesión de su cargo como Directora Ejecutiva de ONU Mujeres el 19 de agosto del corriente año en Nueva York.]
A la violencia se suman discriminaciones jurídicas múltiples. En Irán, el Código Penal contempla la pena de muerte a pedradas para mujeres adúlteras. Los hombres pueden divorciarse cuando quieren y tienen la custodia de los niños. El testimonio de una mujer en la Justicia vale la mitad que el de un hombre. El hombre puede prohibir a su esposa trabajar fuera del hogar. En Arabia Saudita, las mujeres son inferiores jurídicamente en casi todos los planos y además no pueden manejar. Varias de ellas están presas por haber desafiado en estos días esta prohibición. En Libia, uno de los nuevos líderes, Mustafá Abdelyalil, declaró que se derogarán las restricciones a la poligamia. Cada hombre podrá tener cuatro esposas. Ante las protestas, se enmendó diciendo que se mantendrá la ley que otorga a la primera esposa el derecho a permitir o no los demás matrimonios del marido. En Turquía, la Corte Suprema de Apelaciones despertó la protesta pública cuando ratificó la decisión de un juzgado local de Mardim, que redujo la condena a 26 hombres (algunos políticos, profesores y militares) que mantuvieron relaciones sexuales pagas con una niña de 13 años. La Corte alegó que “la niña dio su consentimiento a las relaciones y era consciente de sus actos”. En esa región hubo en 2010, 73 muertes por violencia doméstica y 113 mujeres se suicidaron por presiones familiares. Frente a estos crímenes y afrentas continuas a la moral más elemental, a la violación de las leyes cuando las hay, a la impunidad, un reciente llamado mundial de la ONU exigía “Ni una más”.”[7]
En todos estos países donde seguramente muchos aspectos de la globalización tienen injerencia, en esta área no tienen, prácticamente, ninguna.
Logros del movimiento feminista en Argentina
En Argentina la igualdad de derechos de la mujer,  tanto civiles como políticos, tuvo una evolución a lo largo del siglo XX y XXI. Antes de esto la mujer se encontraba subordinada a la autoridad del padre primero y del marido después.
Cronológicamente, podemos destacar los siguientes derechos adquiridos por la Mujer Argentina:
·         1926 Ley 11357 En su articulado, la ley estipuló la igualdad entre hombres y mujeres (solteras, divorciadas o viudas) mayores de edad, para ejercer todos los derechos y funciones civiles.
·         1927 La provincia de San Juan aprueba por ley el sufragio femenino.
·         1947 Ley 13.010 otorga a las mujeres el voto. Significó igualdad de derechos políticos frente al hombre.
·         1949 La reforma de la Constitución Nacional permite que el sufragio femenino llegue a todo el país.
·         1951 Se realiza la 1° elección con voto femenino, con mujeres como electoras y candidatas.
·         1968 Ley 17.711 otorga a las mujeres la plena capacidad civil, es decir igualándolas jurídicamente a los hombres.
·         1969 Ley 18.248 obligaba a utilizar, después del apellido de soltera, la preposición “de” y el apellido del esposo.
·         1985 Argentina ratificó la convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra las mujeres, la convención Americana de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, así como su Protocolo Facultativo y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.
·         1991 Ley 24.012. Llamada “Ley de Cupo”. establece que las listas que se presenten deberán tener un mínimo de 30% de mujeres de los candidatos en los cargos a elegir, y en proporciones con posibilidad de ser electas. Las listas que no cumplan con ese requisito no serán oficializadas.
·         1993 Se promulga el decreto 379, reglamentario de la ley 24.012: el cupo del 30% debe entenderse como la cantidad mínima, y debe incluirse una mujer cada dos varones. Los partidos interpretan que la probabilidad de “ser elegida” se refiere a los escaños a renovar en una provincia, y no a los del partido. Las candidatas, se ven obligadas a recurrir a la Cámara Nacional Electoral, que falla a favor de sus demandas.
·         1994 Reforma de la Constitución Nacional Artículo 75 inciso 22 Ésta asignó como principio general, el de la supralegalidad de los tratados internacionales de toda clase: los tratados prevalecen sobre las leyes, obligando a los jueces argentinos a la aplicación de dichas normas
·         1997 Ley Nº 24.828 Incorpora a las amas de casas al sistema integrado de jubilaciones y pensiones; el Plan para la Igualdad de Oportunidades entre varones y mujeres en el mundo laboral
·         1998 Ley Nº 25.013 Reforma Laboral introdujo la figura del despido discriminatorio por razón de raza, sexo, religión, ideología, u opinión política o gremial.
·         2000 Decreto 1246 deroga el 379 de 1993. Este decreto especifica uno por uno como deberán incluirse las mujeres para los casos de renovación de un cargo o ningún cargo, dónde si o si en el primer o segundo lugar debe ir una mujer. Si se renuevan dos, una mujer deberá ir como candidata en uno de los primeros tres lugares. Y si se renuevan  más, deberá ir una mujer cada dos varones.
·         2009 Ley 26.485 Ley de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales.

Está pendiente la despenalización del aborto. Desde 1991, de acuerdo a lo acordado en una reunión de los grupos feministas de Latinoamérica y el Caribe en San Bernardo, Argentina, se celebra el “Día de la Despenalización del Aborto en América Latina y el Caribe”.



Bibliografía
1.      Montaño Virreira, Sonia y Sanz Ardaya, Mariana. Movimientos Sociales de Mujeres. EL Feminismo.
2.      BIBLIOTECA BERNARDO KLIKSBERG Suplemento especial de Página 12  “¿Cómo enfrentar la pobreza y la  desigualdad?”  Suplemento N° 9 Mujeres, el mayor grupo discriminado de todo el planeta. [on line: http://programaamartyasen.org.ar/biblioteca/archivos/suplementos-de-pagina-12-biblioteca-bernardo-kliksberg/]
3.      On line: http://www.scielo.org.ar/pdf/mora/v16n2/v16n2a01.pdf
6.      On line:
7.      On line: http://cecopal.org/blogart/?p=109
9.      On line:
10    On line:


[1] Montaño Virreira, Sonia y Sanz Ardaya, Mariana. Movimientos Sociales de Mujeres. EL Feminismo. Pag. 83
[2] Ídem Anterior Pag. 84
[3]Montaño Virreira, Sonia y Sanz Ardaya, Mariana. Movimientos Sociales de Mujeres. EL Feminismo. Pag. 85
[4] Montaño Virreira, Sonia y Sanz Ardaya, Mariana. Movimientos Sociales de Mujeres. EL Feminismo. Pag. 87
[5] Ídem anterior. Pag. 90
[6] Montaño Virreira, Sonia y Sanz Ardaya, Mariana. Movimientos Sociales de Mujeres. EL Feminismo. Pag. 95
[7] BIBLIOTECA BERNARDO KLIKSBERG Suplemento especial de Página 12  “¿Cómo enfrentar la pobreza y la  desigualdad?” 9 Mujeres, el mayor grupo discriminado de todo el planeta


domingo, 24 de noviembre de 2013

Comunicación I - Monografía





“De Walter Benjamin a Max Horkheimer y Theodor W. Adorno”


Introducción
Jesús Martín Barbero en su  artículo: “Industria cultural: capitalismo y legitimación” expresa “Benjamin versus Adorno”, busca mostrar una  oposición entre, “La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica”, de Walter Benjamin, y “La industria cultural”, de  Max Horkheimer y Theodor W. Adorno.
¿Existe una oposición entre Benjamin y Adorno? ¿O el trabajo de Benjamin bien podría haber sido el prólogo de “Dialéctica del Iluminismo”, el libro que contiene el capítulo “La industria cultural”?
¿O fueron manos editoras de “La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica”, que la emparentaron con “La industria cultural”? Nada más ni nada menos, que la manipulación de alguno de sus amigos devenidos en editores. Tomando en cuenta lo expresado por el mismo Barbero, “las relaciones de Benjamin con Adorno y Horkheimer —éstos en Nueva York ayudándole los últimos años con el pago de artículos mientras aquél vivía su exilio errante en Europa— no fueron tan amistosas, es decir, igualitarias. No sólo Benjamin fue reconvenido con frecuencia por su heterodoxia, sino que sus amigos editores se permitieron alterar expresiones y retrasar indefinidamente la publicación de textos.”[1]
El objetivo de este trabajo es dar respuesta a los dos primeros  interrogantes, tomando en cuenta en primera instancia el texto de Benjamin con respecto al de Adorno, y analizando todo esto en correlación al texto de Barbero. La pregunta posterior quedara en el plano de las fantasías de muchos, imposible de demostrar, al menos en este trabajo.
De Benjamin a Horkheimer y Adorno
Benjamin analiza la fotografía y el cine, especialmente, porque eran las manifestaciones artísticas más novedosas en el tiempo en el que el artículo fue escrito (1936). Es necesario tener en cuenta a la hora de hacer interpretaciones, que, en 1933, Adolf Hitler era Canciller en Alemania, la persecución judía había comenzado, aunque lo peor estaba por venir.
Adorno y Horkheimer, en cambio, amplían el espectro. La radio, plenamente instalada, es objeto de un análisis minucioso, como uno de los grandes instrumentos de la industria cultural, al igual que el cine. No es la misma realidad la que viven más de una década después (1947), en Estados Unidos. Las heridas, del nazismo y el holocausto, sangran profusamente en sus corazones.
Benjamin discurre sus secciones hablando, en principio, de la reproducción de las obras de arte. “El aquí y ahora del original constituye el concepto de su autenticidad. (…) la reproducción manual, (…) es catalogada como falsificación, lo auténtico conserva su autoridad plena, mientras que no ocurre lo mismo cara a la reproducción técnica.” “(…) la autenticidad no es susceptible de que se la reproduzca, (…)[2] Luego introduce lo que él denomina el “aura” de la obra de arte. “Definiremos esta última como la manifestación irrepetible de una lejanía (por cercana que pueda estar). Descansar en un atardecer de verano y seguir con la mirada una cordillera en el horizonte o una rama que arroja su sombra sobre el que reposa, eso es aspirar el aura de esas montañas, de esa rama.” “Resumiendo (…): en la época de la reproducción técnica de la obra de arte lo que se atrofia es el aura de ésta. (…)Al multiplicar las reproducciones pone su presencia masiva en el lugar de una presencia irrepetible.” [3]
Adorno y Horkheimer escriben el capítulo “La industria Cultural” como los testigos de un crimen del que hay que dar cuenta en forma ultra pormenorizada. Comienzan sentenciando  con el título y continúan “La cultura marca hoy todo con un rasgo de semejanza.”[4] Dejan así bien claro que ya todo es copia de todo. No existen originales auténticos porque estos ya son reproducciones de otros facsímiles.
“Cuanto más sólidas se vuelven las posiciones de la industria cultural, tanto más brutal y sumariamente puede permitirse proceder con las necesidades de los consumidores, producirlas, dirigirlas, disciplinarlas, suprimir incluso la diversión: para el progreso cultural no existe aquí límite alguno. (…) Divertirse significa siempre que no hay que pensar, que hay que olvidar el dolor, incluso allí donde se muestra. (…). Es, en verdad, huida, (…) del último pensamiento de resistencia que esa realidad haya podido dejar aún. La liberación que promete la diversión es liberación del pensamiento en cuanto negación.”[5] La diversión creativa muere dando paso a una diversión pasatista, a una diversión que anestesia los sentidos y, por lo tanto, todo enfrentamiento posible. Aquello que veía Benjamin comenzar, ellos lo ven absolutamente instalado.
Otro punto de continuidad entre lo escrito por Benjamin y Adorno con Horkheimer,  se encuentra en el cine.
Benjamin expresa en “Los noticiarios, por ejemplo, abren para todos la perspectiva de ascender de transeúntes a comparsas en la pantalla. De este modo puede en ciertos casos hasta verse incluido en una obra de arte (…). Cualquier hombre aspirará hoy a participar en un rodaje. (…) Con las innovaciones en los mecanismos de transmisión, que permiten que el orador sea escuchado durante su discurso por un número ilimitado de auditores y que poco después sea visto por un número también ilimitado de espectadores, se convierte en primordial la presentación del hombre político ante esos aparatos. (…). La radio y el cine no sólo modifican la función del actor profesional, sino que cambian también la de quienes, como los gobernantes, se presentan ante sus mecanismos. Sin perjuicio de los diversos cometidos específicos de ambos, la dirección de dicho cambio es la misma en lo que respecta al actor de cine y al gobernante. Aspira, bajo determinadas condiciones sociales, a exhibir sus actuaciones de manera más comprobable e incluso más asumible. De lo cual resulta una nueva selección, una selección ante esos aparatos, y de ella salen vencedores el dictador y la estrella de cine. (…)Los movimientos de masas se exponen más claramente ante los aparatos que ante el ojo humano. (…) Esto es, que los movimientos de masas y también la guerra representan una forma de comportamiento humano especialmente adecuada a los aparatos técnicos. (…) La humanidad, (…), se ha convertido ahora en espectáculo de sí misma. Su autoalienación ha alcanzado un grado que le permite vivir su propia destrucción como un goce estético de primer orden. Este es el esteticismo de la política que el fascismo propugna.”[6] Para él el cine es el elemento que seduce tanto a la masa como al dictador, pero beneficia solo al dictador. Por este medio podrá, el tirano,  mostrar a su gusto aquello que más le convenga a la hora de la manipulación,  tanto sus discursos, como una manifestación a su favor, o la guerra.
Horkheimer y Adorno enuncian: “Los campos en que ondean espigas de trigo en la parte final de El gran dictador de Chaplin desmienten el discurso antifascista en favor de la libertad. Esos campos se asemejan a la rubia cabellera de la muchacha alemana cuya vida en el campo bajo el viento de verano es fotografiada por la UFA (Üniversum Film AG, productora cinematográfica alemana, creada con apoyo estatal en 1918). (…) «Ninguno tendrá frío ni hambre; quien no obstante lo haga, terminará en un campo de concentración»: este lema chistoso, proveniente de la Alemania nazi, podría figurar como máxima en todos los portales de la industria cultural. (…) Aquel a quien no se provee de algún modo fuera está destinado a los campos de concentración, en todo caso al infierno del trabajo más bajo y de los suburbios.”[7] Las heridas de sus corazones sangran al reconocer los signos de aquello que tanto dolor causó a la humanidad, al entender que fácilmente esto es a la vez que antesala ideológica, continuación, de aquello que vieron concluir en el holocausto.
Conclusión
Barbero, expone con respecto a la obra de Horkheimer y Adorno: “Los populismos, fascistas o no, han predicado siempre las excelencias del realismo y han exigido a los artistas obras que transparenten los significados y que conecten directamente con la sensibilidad popular. Pero la crítica de Adorno, (…). Huele demasiado a un aristocratismo cultural que se niega a aceptar la existencia de una pluralidad de experiencias estéticas, una pluralidad de los modos de hacer y usar socialmente el arte.”[8]
En contraposición pronuncia: “Ahí está todo: la nueva sensibilidad de las masas es la del acercamiento ese que para Adorno era el signo nefasto de su necesidad de engullimiento y rencor resulta para Benjamin un signo sí pero no de una conciencia acrítica, sino de una larga transformación social, la de la conquista del sentido para lo igual en el mundo. (…)De lo que habla la muerte del aura en la obra de arte no es tanto de arte como de esa nueva percepción que, rompiendo la envoltura, el halo, el brillo de las cosas, pone a los hombres, a cualquier hombre, al hombre de la masa en posición de usarlas y gozarlas.”[9]
Barbero a través de estas expresiones nos muestra cómo se queda en la periferia de los textos y pierde el fondo de la cuestión, la dominación de las masas a través de los mismos instrumentos utilizados para la reproducción y acercamiento del arte para el supuesto uso y goce de todos. Y es el fondo de los textos porque entre un arte para todos y muerte para todos, esta última es la que t
No existe oposición. Por lo tanto, la obra de Walter Benjamin es prólogo de lo que luego fue la “Dialéctica de la Ilustración” de Max Horkheimer y Theodor W. Adorno.



[1] Martín Barbero, Jesús (1987). Industria Cultural: Capitalismo y Legitimación. Barcelona. G. Gilli. Pag. 6
[2] Benjamin, W. (1989). La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica. Bs As. Taurus. Pag. 3
[3] Ídem anterior. Pag. 3 y 4
[4] M. Horkheimer y Th. W. Adorno. (1994). Dialéctica del Iluminismo. Trotta. Valladolid. Pag. 165
[5] Ídem anterior. Pag. 189 (cursiva agregada por la autora del presente)

[6] Benjamin, W. (1989). La obra de arte en la época de … . Bs As. Taurus. Pag. 11, 19 y 20
[7] M. Horkheimer y Th. W. Adorno. (1994). Dialéctica del Iluminismo. Trotta. Valladolid. Pag. 193, 194 y 195
[8]   Martín Barbero, Jesús (1987). Industria Cultural: Capitalismo y Legitimación. Barcelona. G. Gilli. Pag. 5
[9] Ídem anterior. Pag. 7